¡Hola a todos! Estimados visitantes y queridos recién llegados.
El pasado miércoles os facilité unos cuantos consejos a modo de orientación a la hora de hacer encargos a ilustradores freelance, hoy me gustaría tratar algunos tipos de encargos problemáticos que se solicitan con mayor frecuencia para daros algunas recomendaciones. Voy a basarme en mi experiencia personal contrastada con otros compañeros del gremio.
Paso a contaros algunas de las peticiones (todas reales) que recibimos más a menudo y, en caso de que haya una alternativa, os contaré el modo más apropiado de encargar lo que se pide:

1. Diseños que se asemejan a otros diseños:
¿Puedes dibujar como el ilustrador (x) que me gusta muchísimo? O ¿Puedes poner esto que vi en la campaña de (x) marca?

Para dibujar o crear como el ilustrador que estás pidiendo ya está ese ilustrador. Si contactas con un/a profesional se da por supuesto que  quieres algo de él/ella, no una versión barata de (x).
Está bien dar referencias de lo que te gusta para que el profesional entienda lo que le pides, una referencia es un punto de partida y eso no está mal para tenerlo en cuenta, pero no es apropiado plagiar un estilo o copiar campañas de otras marcas; además, cuando el producto por el que has pagado saliese a la luz, tu empresa perdería identidad propia, y no nos interesa ir pareciendo “la versión cutre de” después de haber gastado un dinero en un diseño para nuestro negocio, ¿verdad?
Especifica algo bueno del referente que te gusta para que el creador haga una reinterpretación con su propio estilo y personalidad.

2. Versionar fotografías/imágenes existentes:
¿Puedes dibujarme ésta foto que vi en internet (cuyos derechos de explotación no me pertenecen) para mi empresa/negocio?

¡No, no debo! Aunque sea para hacer un dibujo, esa foto esconde un trabajo de ideas, composición, iluminación y otros valores que ha aportado su autor/a y no está bien emplear material de otras personas para lucrarnos sin su consentimiento, al hacerlo estaríamos infringiendo los derechos de autor de esa imagen. Una alternativa muy válida sería que las fotos fuesen tuyas, tomadas por ti y basadas en tus propias ideas, o bien compradas a otro profesional (si acepta) informándole previamente de lo que quieres hacer con las imágenes.

3. Modificaciones sobre diseños existentes:
Te paso éste logo en formato .jpg (de otra empresa) para que me lo vectorices y luego le cambias las letras, ¿vale?

Una vez más, no. Al alterar un original que no nos pertenece, nos estaríamos saltando las leyes.

4. Usos de material sin licencia
Caso 1: Tengo éstas imágenes (cuyos derechos no me pertenecen), móntame un cartel/portada/diseño y le pones ésta frase tan chula que he visto en internet.
Caso 2: Oye, ¿tú sabrías quitarle las letras a ésta foto y luego me la pasas para ponerla en mi web?

En ambos casos reincide el mismo problema, si las imágenes no te pertenecen o no son libres de derechos, se consideran violaciones de copyright.
Copyright es el término inglés que se usa para identificar los “Derechos de Copia” o “Derechos de autor”

5. Usar los diseños en otros proyectos o con usos no acordados con el diseñador/ilustrador:
Imagina que encargas una lámina que te gusta mucho y dices que es para enmarcarla y colgarla en tu casa. Luego un día decides hacer merchandising, se entera el ilustrador/a, pilla un cabreo monumental y te acaba denunciando para que le indemnices. ¿Qué ha pasado?
Éste caso se repite bastante a menudo, bien por desconocimiento del cliente, o bien es consentido por la falta de experiencia y formación legal del ilustrador o diseñador implicado.
Si el autor/a de los diseños no te da su consentimiento explícito mediante un acuerdo por escrito no puedes emplear esas imágenes para otra cosa diferente a la que acordasteis en un principio. Cuando encargas una lámina, estás pagando por tu derecho de poseer la reproducción de una lámina del ilustrador que te gusta, pero los derechos de explotación siguen siendo del artista. En el caso de que estés comprando una obra original y única, estarás pagando para poder tenerla en tu casa, pero eso no te da el derecho de hacer reproducciones y lucrarte con el trabajo del creador sin su consentimiento.


Si aún sigues pensando: ¡Pero si he visto a otros que sí lo hacen y no les ha pasado nada! ¿por qué tú no?
Por tu bien, por el bien de tu marca y por ética profesional.
Cuando contactes o escribas para hacer un encargo, la intención de un/a profesional de verdad será ofrecerte material de calidad, un diseño exclusivo, algo de primera mano. Imagina que vas a una cafetería y te ofrecen un café relleno a base de restos de las tazas que otros clientes dejaron en otras mesas al marcharse. Huele a café, sabe a café, incluso podría pasar por un café de primera mano para alguien que no haya visto su origen, ¿cierto? Por un lado, si aceptases ese café estarías poniendo en riesgo tu salud, y por el otro, si las cafeterías tomasen éste tipo de actitudes pondrían en peligro su propio establecimiento y las autoridades sanitarias intervendrían, lo cerrarían y llevarían al propietario ante los tribunales.
Algo similar sucede a la hora de hacer encargos que impliquen malas prácticas por parte del profesional que diseñe o ilustre, la salud de la marca del cliente peligra, ya que si se descubre una explotación no autorizada te pueden sancionar por violar los derechos de autor o copyright, y acabar pagando un precio mucho mayor que si hubieses encargado un diseño de calidad por un poco más de dinero. El diseñador o ilustrador que lo haga también está arriesgando su propio negocio y perjudicándose a sí mismo, ya que si es un profesional responsable debería estar suficientemente informado para renunciar a dichos encargos y asesorar al cliente ofreciendo la mejor opción para evitar acabar ante los tribunales.

Es responsabilidad de todos evitar éste tipo de prácticas que no nos hacen bien a nadie.

Espero que mi post os sea de utilidad. Si tenéis alguna sugerencia o alguna crítica constructiva que hacer estoy a vuestra disposición.
¡Un beso! Muchas gracias por leer mis letras 🙂

Eve Mae.