¡Hola, familia!
Tal como prometí os voy a contar mi experiencia dibujando entre artistas el pasado día nueve en Madrid. Los que me seguís por las redes os habréis enterado ya, pero para los que no sepáis por dónde van los tiros os lo explico:
Hace unas semanas, el rapero Arkano lanzó una propuesta por Twitter con la idea de hacer un encuentro en el Café La Palma (Madrid) para unir a artistas de diferentes disciplinas e improvisar libremente cada cual en su especialidad.
Tras varias horas de tren ahí llegué yo, con mi libreta y el estuche de lápices.

Confieso que desde mi entrada por la puerta del local experimenté un leve viaje en el tiempo: hace siete años, aún no había navegado entre páginas de cómic, el noveno arte se me hacía ajeno y mi vida eran el diseño, la ilustración y los conciertos que dibujaba de blues y de jazz. Recuerdo con un cariño extraordinario las luces tenues de las salas, el tacto suave de la madera de las mesas enceradas, el olor de las copas que no bebía y ese ambiente como de los años veinte donde las intérpretes cantaban con los labios de color cereza, un rojo fuerte, tan fuerte como su carácter rompedor a la par que elegante, que más adelante me serviría de ejemplo; y ellos, que agarrados a un contrabajo, un saxo y una amplia sonrisa hacían que la música te atravesase desde que se subían al escenario hasta que se apagaban las luces; todo aquello volvió a mi cuando por enésima vez mis lápices se activaron frente a la melodía del directo.

Porque habían pasado muchos años, la vida había girado demasiado desde entonces pero siete años más tarde la magia seguía ahí, paladeando el ruido ordenado de las guitarras y las intervenciones a cappella de poetas emergentes, que (benditos sean) aún nos quedan.

Y la sala se vio así, con personas abriendo su alma en canal para dejar circular el arte por ellas y otras generando a golpe de pulmón y melodía las sensaciones que mi lápiz plasmaría. Tuve la suerte de poder disfrutar de las rimas de Arkano, el desgarrador abrazo de las palabras cantadas por Rosana y el maravilloso encuentro entre músicos, poetas, artistas sinceros… algunos de ellos observaban cómo nacían mis trazos en silencio, otros me sonreían cuando alzaba la vista. Y esa es una de las cualidades que más adoro de éste trabajo, que, canalizando emociones, cicatriza y es capaz de generar luz donde por mucho tiempo solo hubo tinieblas.

 

Antes de despedirme os dejo las fotos de los dibujos que hice durante el evento y el Hashtag que acordamos al acabar para dejar constancia en las redes sociales. Encontraréis una gran cantidad de fotos y mensajes de los que asistimos. #ElArteNosSalvará

 

Feliz fin de semana a todos. Nos leemos el miércoles.
Un beso,
Eve Mae.